jueves, 7 de octubre de 2010

Calcomanías de nubes jazzeras a domicilio

Cuando empecé a enseñarles guitarra a los niños pensé que el contenido que iba a darles debía ser igual al que se le enseña a alguien de mi edad. Ese fue el primer síntoma de mi ignorancia. Bueno Fede, esto es lo que primero tienes que saber para tocar guitarra y comencé a enseñarle las cinco posiciones mayores y menores con sus respectivas pentatónicas, tríadas, arpegios, etc, como a los veinte minutos caigo en cuenta de que el chamín estaba mirando hacia la nada. No me había parado ni media bola. ¿En cuánto tiempo voy a tocar como Slash? Con esa pregunta entendí que la cosa iba a ser complicada. Yo sólo le respondí tirándomelas de sabio: el camino es largo.

Mi primer día como profe de guitarra fue una completa cagada. Creyendo que me las sabía todas, pretendí evitar todo conocimiento básico que debe saber cualquier ser humano en el instrumento como son los acordes en primera posición, ejercicio de los dedos de la mano derecha, cancioncitas. Es más, fui tan terco que durante más de un año evité darle tal información jurando que no era necesaria, que había que ir al grano con lo que de verdad se debe saber, porque realmente el camino no es largo, es infinito.

Pensaba pues, que como en el kinder nos caen a mojones diciéndonos que las nubes son de tal forma así bien boniticas y en realidad la representación más fiel que podemos hacer de esos cúmulos deberían ser pintados a los coñazos, sin pensar, totalmente improvisados, como realmente sucede en la naturaleza. El resultado: una nube jazzeada!!!


El gran problema de dar clases a más de un niño a domicilio es que al estar en su hogar, prácticamente estás en su territorio y se sienten con mucho poder cuando se encompinchan. Por otro lado, al encontrarme en esta situación donde no puedo regañarlos a piacere cuando sea necesario (no porque sus padres anden cerca, sino porque hay una fuerza extraña que me impide hacerlo) me veo cortado de ser más fuerte con ellos. la resultante de esta ecuación es un completo desastre y esa diminuta hora de clases se torna un infierno porque ya ni sé como controlarlos!!! Son unos demonios!!!

En conclusión, reconozco que soy un pirata con el tema de la psicología  infantil y del adolescente. Pienso que tengo buena pedagogía y paciencia con los niños, quizá en extremo (la paciencia). Hoy, una amiga maestra me hizo darme cuenta que los carajitos vieron mi punto débil, por eso es que no los puedo controlar, que edad tienen? ocho, uy, dijo con cara de que es una edad difícil, cuantos son? Dos monstruos, se ríe y me dice eso no es nada, yo tuve cuarenta en una clase y los veía todos los días, quieres que te de la solución: prémialos con calcomanías

Pues increíblemente los problemas son cosa del pasado, los alumnos se volvieron aplicados, si echan vaina o dicen una mala palabra los penalizo con un sticker de tarjeta amarilla o roja lo cual les duele tanto como cuando se la sacan a un futbolista, y al final del mes el que mejor haga los ejercicios lo premio con una calcomanía de Gokú Supersayayin y una púa.

Ahora tengo el control!!! Mu u a a a!!!