martes, 19 de febrero de 2008

Milonga

El Viernes pasado estuvimos en una milonga, un gran salón poco lujoso y para nada turístico, mesas alrededor y gente que bailando al tango rememoraba los viejos tiempos... la música la ponía Furor de Buenos Aires, un pianista, 4 violinistas, 3 en el bandoneón, tocaron piezas clásicas del género de manera magistral (arrechísimos). Violencia, Nostalgia, y Romanticismo como no había visto antes...
más tarde, después de unas cuantas Quilmes de litro, un Argentino violinúo se acerca a nuestra mesa y convida a la Willy a bailar una pieza y ella como quien no quiere la cosa, sin importarle lo mal que lo fuera a hacer, acepta la invitación. El le enseña un movimiento, ella le sigue torpemente. no es fácil, tiene su maña el bailecito...
...algo sumamente particular sucede cuando termina la canción... suena una salsa, esto si es lo mío le dice emocionada la willy al bailarín, e inmediatamente se intercambian los papeles. Por un instante la milonga se convirtió en unos 15 años (de Venezuela por supuesto) y nuevamente me sentí arrocero chupando hielo. (estábamos en casa) el Argentino no sabía seguir el paso callejero y su manera de moverse pasó de ser tan sublime y exquisita a verse como gringo que no sabe moverlo, cómico, ridículo... Todo el salón los miraba (Che que exótica esta mina). Termina la canción, volvemos a la milonga y willy regresa orgullosa a la mesa contándonos.

El tango,
tan sensual y sugerente,
tan soberbio y delicado,
tan ajeno a nuestra vista
nos muestra parte del discurso salvaje del sur.

La salsa,
tan callejera y caliente,
tan pícara y caribeña,
en fin
tan de nosotros,
les muestra parte del discurso salvaje del norte del sur.

Así que si queremos hablar el mismo idioma
no basta con leer la historia,
saber usar la Guia T,
cebar el mate.
mejor
baila lo mío que yo bailo lo tuyo

PD: Que lo diga Briceño Guerrero "La música, lenguaje más afín a este discurso y más conveniente que la palabra"

JG
Febrero 2008

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